Martes 15 de febrero | Lección 8
EL NUEVO PACTO TIENE
UN MEJOR MEDIADOR
Lee Hebreos 8:1 al 6. ¿Por qué Jesús es
mediador de un mejor Pacto?
El término griego mesitēs (mediador) deriva
de mesos (“medio”) y denota a quien camina o se para en el medio. Era un término técnico que se refería a una persona que cumplía una o más de las siguientes funciones: (1) árbitro
entre dos
o más partes, (2) negociador o corredor comercial, (3) testigo en el sentido
legal de la palabra, o (4) alguien
que se constituye como fianza
y, por lo tanto, garantiza la ejecución de un contrato.
El término “mediador” en español es una traducción demasiado limitada para mesitēs en Hebreos
porque se enfoca solo en los primeros
dos o tres usos del término griego. Sin embargo, Hebreos
enfatiza la cuarta función. Jesús no se concibe como “mediador” en el sentido de que resuelve
una disputa entre el Padre y la humanidad, como
un pacificador que reconcilia a las partes des- vinculadas o como un testigo que certifica la existencia de un contrato
o su cumplimiento. En cambio, como explica Hebreos, Jesús es el Garante (o Fiador) del Nuevo Pacto (Heb. 7:22). En Hebreos, el término “mediador” es equivalente a “garante”. Garantiza que se cumplan
las promesas del Pacto.
La muerte de Cristo posibilita la institución del Nuevo Pacto porque
satis- face las demandas del primer Pacto con Israel,
que se había quebrantado (Heb. 9:15-22).
En este sentido, Jesús es el Garante que asumió todas las obligaciones legales
incumplidas. En otro sentido, la exaltación de Jesús en el cielo garantiza que se cumplirán las promesas de Dios hechas
a los seres humanos (Heb. 6:19, 20). Jesús garantiza el Pacto porque ha
demostrado que las promesas de Dios son ciertas.
Al resucitar a Jesús y sentarlo a su diestra,
el Padre ha demostrado que nos resucitará a nosotros y nos llevará
con él.
Jesús es un
mediador mayor que Moisés porque ministra en el Santuario celestial y se ha ofrecido como sacrificio
perfecto por nosotros (Heb. 8:1–5; 10:5–10). El rostro de Moisés reflejaba la gloria de Dios (Éxo. 34:29-35), pero Jesús es la gloria de Dios (Heb. 1:3; Juan 1:14). Moisés habló con Dios cara a cara (Éxo. 33:11), pero Jesús es la
Palabra de Dios (Heb. 4:12, 13; Juan 1:1-3, 14).
Sí, Cristo ha satisfecho las demandas
de obediencia del Pacto. En este
sentido,
¿cuál es el papel de la obediencia en nuestra vida y por qué sigue
siendo tan importante?