Domingo 13 de febrero
LA NECESIDAD DE
UN NUEVO PACTO
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Lee Hebreos 7:11 al 19. ¿Por qué se necesitaba un nuevo pacto?
Según Hebreos, el hecho de que Jesús
fuera nombrado sacerdote según el orden
de Melquisedec implicaba que se había establecido un pacto nuevo. El Antiguo
Pacto se había dado sobre la base del sacerdocio levítico (Heb. 7:11).
Los sacerdotes levitas actuaban como mediadores entre Dios e Israel, y
la ley excluía a cualquier otra persona del sacerdocio. Por lo tanto, el autor concluye que un cambio
de sacerdocio implica
un cambio de la ley sacerdotal, así como un cambio de pacto (Heb.
7:12, 18, 19).
El problema con el Pacto Antiguo era que no podía ofrecer la perfección (Heb. 7:11). Pablo está hablando
del sacerdocio levítico y su ministerio (sacrificios, fiestas, etc.). Los sacrificios de animales ofrecidos a través
de ellos no podían ofrecer una
purificación verdadera y total del pecado, ni acceso a Dios (Heb. 10:1-4;
9:13, 14; 10:19-23).
El hecho de que haya sido necesario el
Nuevo Pacto no significa que Dios fuera injusto
con Israel cuando
le dio el Antiguo Pacto.
El ministerio levítico
y los servicios del Tabernáculo fueron diseñados para protegerlos de la idolatría y también para señalarles el futuro ministerio de Jesús. Hebreos
enfatiza que los sacrificios eran
“una sombra –un tenue anticipo de las cosas buenas por venir” (Heb. 10:1, NTV).
Al señalarles a Jesús, los sacrificios deberían
haber ayudado al pueblo a depositar su esperanza y su fe en “el Cordero de Dios, que quita el
pecado del mundo” (Juan 1:29; comparar
con Isa. 53). Este es el mismo comentario que hace
Pablo cuando dice que la Ley “vino
a ser nuestro guía encargado de conducirnos a Cristo, para que fuéramos justificados por la fe” (Gál. 3:24, NVI) o que “Cristo es el fin de la ley, para que todo el que cree reciba la justicia” (Rom. 10:4, NVI).
En otras palabras, incluso los Diez Mandamientos, por más buenos y per- fectos que sean, no pueden causar la salvación (Rom. 3:20-28; 7:12-14). Ofrecen una norma perfecta de justicia, pero no brindan justicia, así como el mirarse en un espejo tampoco puede borrar las arrugas de la edad. Para la justicia perfecta,
necesitamos a Jesús como nuestro Sustituto.
¿Por qué la Ley no puede
salvarnos? A fin de cuentas,
si guardáramos todos
los mandamientos, y los guardáramos bien –incluso a la perfección,
¿por qué no podría
eso salvarnos?